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Esta vez el viaje fue a Argentina. Después de un vuelo placentero aterrizamos en la capital, Buenos Aires.
En el aeropuerto ya nos esperaba el taxi que nos llevó al hotel que habíamos reservado por internet.
Como habíamos llegado temprano salimos inmediatamente a explorar la ciudad a pie. Primero nos dimos el
lujo de un exquisito y jugoso lomo de res con una botella de vino tinto argentino. Después comenzaron
tres días en los que caminamos sin tregua.
El primer día visitamos el centro en el que se encuentra situada la Casa Rosada, sede del presidente.
Frente a la Casa Rosada queda la Plaza 25 de Mayo en la que las madres de los desaparecidos aún
protestan demandando una respuesta a dónde quedaron sus hijos. Ahí también se encuentra la catedral. Es imprescindible
ver la Avenida 9 de Julio con su obelisco, según se dice la calle más amplia del mundo.
El segundo día visitamos Puerto Madero. Esta parte de la ciudad se está convirtiendo rápidamente en un barrio
para la clase acomodada que vive en departamentos de lujo en rascacielos. Alrededor de las dársenas del puerto se
encuentran cafés y restaurantes exclusivos. Los antiguos alamcenes de cereales fueron convertidos en apartamentos.
Después caminamos por los barrios de Retiro y Recoleta, donde también vive la clase alta. La zona peatonal de la
calle Florida termina en la hermosa Plaza San Martín. Buenos Aires posee una arquitectura mezclada, muchos edificios
son de estilo francés. Seguido se tiene la impresión de estar en París. Los
muchos latinoamericanos que hay no se reconocen fácilmente.
En la noche fuimos invitados a una milonga, un evento en el que se canta tango. No eran cantantes profesionales sino
gente mayor que se habían juntado para huir de la soledad y pasar un par de horas agradables. En el tango, que es
bastante melancólico, es más importante el texto que la melodía y el ritmo.
En nuestro último día en Buenos Aires fuimos a La Boca. Ahí se ha originado en medio de un barrio de trabajadores
una atracción turística. Las casas pintadas de colores llamativos ya no son originales. En la cercanía se encuentra
el estadio en el que juegan los Boca Juniors, uno de los mejores equipos argentinos de fútbol.
Fútbol - una pasión nacional. Las noticias del país constan de algunos pocos temas políticos que se dramatizan, de
asesinatos y sobre todo de fútbol.
Después caminamos sin fin por el barrio de Palermo en el que vive clase media. Ahí se encuentra el Palacio de las
Aguas Corrientes que es de una arquitectura singular y que no es muy conocido.
En el cuarto día fuimos a recoger el carro que rentamos y salimos en dirección norte. Primero viajamos a lo largo del Río
Uruguay que es la frontera con el país del mismo nombre. Pernoctamos en la ciudad de Concepción. En las cercanías visitamos el
Palacio San José en el que vivió Justo José de Urquiza, el primer presidente constitucional de Argentina. Fue asesinado
aquí en 1870. Después fuimos al Parque Nacional El Palmar en el que se protege la palmera yatay.
Pasamos por Curuzú Cuatiá para llegar a uno de los puntos más espectaculares de nuestro viaje, el recóndito Parque
Nacional Esteros del Iberá. Después de 120 kms de caminos de ripio llegamos a la localidad de Colonia Pellegrini. En
la tarde fuimos en lancha a recorrer la laguna con sus exhuberantes especies. Ahí viven en islas flotantes de vegetación
yacarés (caimanes), carpinchos (o capibaras) así como el ciervo de los pantanos (blastocerus dichotomus) que se encuentra
en peligro de extinción. Afortunadamente este parque es poco conocido y no hay muchos turistas.
Cerca de Curuzú Cuatiá, en la ciudad de Mercedes, fue ejecutado un delincuente llamado Antonio Gil que ayudaba a los pobres
y que se ha convertido en una figura de culto llamada Gauchito Gil. Se le venera como a un santo cristiano. En todo el
norte de Argentina se encuentran santuarios a orilla de la carretera dedicados al Gauchito. Esto no es bien visto por
la iglesia católica. En esta región vimos gauchos verdaderos que portaban la vestimenta tradicional.
Continuamos hacia el norte. El paisaje cambió de praderas interminables con ganado a plantíos de té. Llegamos al segundo
punto cúspide de nuestro viaje, las cataratas en el Parque Nacional Iguazú. Iguazú significa en guaraní "agua grande".
En la frontera con Brasil y Paraguay poco antes de desembocar en el río Paraná el río Iguazú cae 75 m en dos etapas en
varias cascadas. Las cascadas tienen una extensión de 2.5 kms. Aun cuando había llovido poco y el río llevaba menos agua
de lo normal el espectáculo era impresionante. Por supuesto aquí había mucha gente pero todo estaba muy bien
organizado.
Después seguimos a lo largo del inmenso río Paraná y la frontera con Paraguay por la provincia de Misiones. Cerca de la
ciudad de Posadas visitamos algunas misiones jesuíticas (también llamadas rerducciones) que fueron erigidas por los
españoles para asentar y controlar a la población indígena. Sin embargo sólo quedan ruinas.
Continuamos hasta el pueblo de Ituzaingó donde un embalse de grandes proporciones represa el río Paraná. Paraná significa
"como el mar" en guaraní. Actualmente son generados 2.100 MW en 20 turbinas. Cuando se termine el proyecto serán 3.200 MW,
suficiente para cubrir el 15 % del consumo de Argentina. Aunque el Paraná lleva aquí con 13.000 m3/s más agua que en
la represa de Itaipú la caída actual de 18 m (se proyectan 23 m) es mucho menor de manera que sólo produce la quinta
parte de energía eléctrica. Pudimos visitar la sala de turbinas y sentimos las vibraciones que causa la caída del río.
Camino a la capital provincial de Corrientes pasamos por el pueblo de Itatí. Ahí descubrimos una basílica muy grande
en la que se venera a la Virgen María. Llegando a Corrientes nos hospedamos en el hotel y salimos a ver la ciudad. La
capital de la provincia de Corrientes emana un aire especial con sus muchos edificios en diferentes estilos. Por las noches
todos los habitantes de la ciudad parecían hacer ejercicio y caminar por la Costanera, la calle a lo largo del río, y
disfrutar de la noche.
Al siguiente día queríamos continuar por la mañana. Después del desayuno empacamos nuestras cosas y salimos. Al llegar al
puente sobre el Paraná había militares que habían cerrado éste. Después de algunas horas nos enteramos que
unos demostrantes habían bloqueado el puente. Más tarde recibimos la información que se trataba de pescadores que
protestaban a causa de las imposiciones que les había hecho el gobierno. Éste había dispuesto que las mallas de las
redes de pesca sean mayores de cierto tamaño para que los peces jóvenes puedan pasar a través de ella y la población,
que se encuentra en grave declive, pueda recuperarse. Después de que tuvimos qué esperar hasta las 17:30 hrs y habíamos
perdido todo el día no puede sentir mucha simpatía por la causa de los pescadores. Me llamó la atención que la
policía y los militares pudieran permitir que se paralice el tráfico entre dos ciudades con millones de habitantes
(las capitales de Corrientes y Resistencia).
Una vez que pasamos el río fuimos primero al Parque Nacional Chaco. Ahí desgraciadamente había tantos moscos que
salimos huyendo. Después seguimos en dirección norte a Formosa y más allá hasta el Parque Nacional Río Pilcomayo en la
frontera con Paraguay. El guardaparques nos dijo que los yacarés (caimanes) seguido se posaban sobre las pasarelas. Y en
verdad había uno tratando de enfriarse. No había una sola persona.
Originalmente habíamos pensado seguir a lo largo de la frontera hasta Jujuy pero el camino no estaba totalmente asfaltado,
así que decidimos viajar en dirección hacia el sur. Paramos en la ciudad de Reconquista que no es muy conocida y que tiene
una bella iglesia con un aire italiano. Era fin de semana y preguntamos si había una milonga donde se pudera bailar
tango. Pero en el norte no se interesan por el tango. Aquí se escucha el chamamé, una música con influencia paraguaya.
Además pudimos observar un evento en la Asociación Sirio-Libanesa en el que festejaban la independencia del Líbano.
Argentina es un país de inmigrantes con sólo pocos indígenas. Muchas personas se veían tan alemanas que nos resultaba difícil
hablarles en español. Y era curioso oírlos hablar castellano con acento argentino. Si uno se fija bien se da cuenta
de la influencia del italiano que se refleja sobre todo en la melodía. Jorge Luis Borges, un conocido escritor argentino,
dijo que los argentinos eran italianos que hablaban español y querían ser ingleses. No estaba equivocado.
Después continuamos a la capital de Santa Fé, que también queda en la desembocadura del Río Santa Fé en el Paraná. Del
otro lado del Paraná se encuentra la capital de la provincia de Paraná que lleva el mismo nombre. Ambas ciudades tienen
arquitectura colonial muy bella. Luego seguimos hasta Rosario. Aquí se encuentra el gigantesco Monumento a la Bandera.
Como gente apasionada los argentinos son, al igual que muchos latinoamericanos, inclinados al patriotismo. Además son
profundamente religiosos como atestiguan las muchas efigies de la Virgen de Luján que se encuentran por todas partes.
Y también tienen una tendencia a hacer cultos de ciertas personalidades como muestran los ejemplos de Gauchito Gil,
Eva Perón y recientemente Diego Maradona.
Después de parar en San Antonio de Areco, un bello pueblo donde se cultiva la cultura gauchesca, continuamos a la ciudad de
Luján con su virgen, meta de muchas peregrinaciones. La basílica es nueva pero no deja de ser hermosa. Luego pasamos por
Tandil y nos dirijimos al balneario más conocido de Argentina, Mar del Plata. Aquí se llena bastante durante el verano
(enero y febrero). Aunque el mar no es como en el Caribe la playa no está mal. Por la tarde fuimos al puerto donde
llegan los pescadores a vender la pesca del día. Son acompañados por lobos marinos que devoran los restos del pescado
y descansan en los diques. Fue una experiencia maravillosa. Pero también fue muy emotivo pasar por el monumento donde
se recuerda a todos los pescadores que nunca regresaron del mar. Nuevamente se me vino a la mente qué arduamente tiene
qué trabajar mucha gente para ganarse la vida.
Después continuamos a lo largo de la costa en dirección a Buenos Aires e hicimos una escala en la capital provincial de La
Plata. Esta joven ciudad también es muy hermosa y tiene una bella catedral que es una mezcla de la catedral de Colonia
y estilo renacentista. Está llena de árboles, a veces demasiados.
Finalmente llegamos de regreso a Buenos Aires donde entregamos el auto y por la noche paseamos por Puerto Madero y San Telmo
con sus muchos cafés en la calle. Para llegar a San Telmo desde el hotel teníamos que pasar por debajo de un puente de
la autopista 25 de Mayo. Bajo el puente pudimos observar el otro lado de Argentina. Tres hombres estaban repartiendo la
basura. Uno de ellos encontró un baguette y lo olió para ver si aún era comestible. De alguna forma me sentí culpable.
Nuevamente fue un viaje muy bello. Nos dimos cuenta de que los argentinos son mucho mejores de la fama que tienen en
Latinoamérica. En todas partes y sobre todo en provincia la gente es muy cordial. Seguido se dan conversaciones muy
largas, como si uno conociera a la gente desde siempre. Reina un caos ordenado. Conducir es una aventura pero de alguna forma
funciona bien. No se conduce en el carril sino sobre la línea. Las luces intermitentes no se usan y la preferencia en
los cruces no está claramente definida. El que pega paga no importa quién tenía la preferencia (no es lógico?). Y de
alguna forma no es Latinoamérica sino Europa - la gente, la comida, los edificios, los carros. Una cosa es segura:
Queremos regresar y visitar las otras partes de este grande y bello país.
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